Ya ha pasado un año. Bueno, en realidad, nueve meses. Meses decisivos en mi vida. Todo ha cambiado. Casi nada es igual desde ese 1 de septiembre. El miedo y la incertidumbre eran, entonces, mis sentimientos capitales. Ahora, la "morriña" y las ganas de terminar el grado les sustituyen. Ya he vuelto. El sueño parece haberse acabado. Digo ´parece` porque no soy consciente de nada. Bueno sí, soy consciente de mi inconsciencia.
Inconsciente de que ya todo haya finalizado. Esos meses que en un principio no quería que nunca llegasen ya son historia. Todo llega y todo pasa. Pues eso. Ya estoy de vuelta. A tan solo de presentar el Trabajo Fin de Grado para terminar la carrera. ¡Por fin! Qué ganas de terminar todo aquí y volver a esa Universidad donde mi sueño se ha hecho realidad.
Releer este post que escribí ese 23 de marzo del año pasado me hace reflexionar sobre lo que tenía en mente en aquel entonces. Quería que estos nueve meses pasasen lo antes posible. Pero no ha sido y no va a ser así. Esta oportunidad no ha sido cuestión de un año, ni de dos (como comentó en ese post) sino de tres. Es decir, tengo todavía la suerte de estar dos años más en esa ciudad y en esa Universidad gracias a la cual mi ya planteado futuro se ha truncado para construir uno nuevo por el que tengo muchísima más ilusión.
Siempre vuelvo a lo mismo: Sarna con gusto no pica. Pues bien: ¡sigamos apostando por la Filosofía!
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