"Haber tenido un maestro, en el pleno sentido de la palabra, siquiera una vez en la vida es decisivo en la formación de una persona, y no son los recuerdos de los contenidos de la materia que tenía a su cargo lo que queda de él en la memoria, sino su entrega a la verdad, su amor a las cosas, su amor a las personas, su capacidad de trabajo, su paciencia con los defectos y los errores, su estricta justicia, su elocuencia, su gesto mismo como miembro de la sociedad".
MGB
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